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A lo largo de las Escrituras, encontramos dos términos muy importantes que se utilizan para describir Jerusalem: “Jerusalem” y “Sión”. ¿Alguna vez se preguntó lo que cada una de estas palabras significan?, ¿qué representan?, ¿por qué no son intercambiables?
Cada vez que la Escritura usa la palabra “Sión” se asocia generalmente con o en referencia a la monarquía de David, junto con los aspectos físicos y materiales de Jerusalem. Por ejemplo, cuando el Rey David quiso trasladar la capital de Israel de Hebrón a Jerusalem, tuvo que lidiar con ciertos residentes de Jerusalem, que se oponían al cambio. Por lo tanto, David se vio obligado a vencer “la fortaleza de Sión”, y luego fijó su residencia allí. El Libro de 2 Samuel 5:7 lo describe de la siguiente manera: “Y David conquistó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David …. Y David residió en la fortaleza, y la llamó la ciudad de David”. Por lo tanto la ciudad de la monarquía de David es Sion.
Después de la conquista de Sión, el reino de David se expandió y creció. Hiram, rey de Tiro, envió un equipo con el fin de construir una casa para David. “David sabía que Dios le había preparado como rey sobre Israel, y que había tomado posesión de su reino en nombre de su pueblo Israel”. En otras palabras, cuando David vio el éxito de sus acciones, y vio que los reyes gentiles le enviaban regalos y le ayudaban a construir su casa, comprendió que se trataba de Dios.
Por otro lado, el nombre de “Jerusalem” expresa todo lo que es santo y espiritual: el sitio del Templo, la sede del Sanedrín, el sitio de la unión de Isaac, y mucho mucho más.
El mensaje es claro para los judios: no pueden tener “Sión” sin “Jerusalem” y no pueden tener “Jerusalem” sin “Sión”. El Estado judío, en especial su capital eterna, debe ser un lugar donde lo material y lo espiritual van de la mano.
En el salmo 87:2-3 dice, “Su cimiento está en el monte santo. Ama JEHOVÁ las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob. Cosas gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios.” La palabra “Sion” ocurre 150 veces en la Biblia, significando esencialmente “fortaleza.” En la Biblia, Sion es tanto la ciudad de David como la ciudad de Dios. Conforme la Biblia progresa, la palabra Sion tiene una transición de referirse primariamente a una ciudad física, a un contexto más espiritual.
La primera mención de la palabra “Sion” en la Biblia se encuentra en 2 Samuel 5:7, “Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.” Por lo tanto, Sion originalmente era el nombre de una antigua fortaleza de los jebuseos en la ciudad de Jerusalén. Sion llegó a ser no solo una fortaleza, sino también una ciudad en la cual estaba la fortaleza. Después que David capturó “la fortaleza de Sion,” Sion fue entonces llamada “la ciudad de David” (1 Reyes 8:1; 1 Crónicas 11:5; 2 Crónicas5:2).
Cuando Salomón construyó el Templo en Jerusalén, la palabra Sion se expandió en significado para incluir también al Templo y el área que lo rodeaba (Salmos 2:6; 48:2, 11-12; 132:13) Eventualmente Sion fue usado como un nombre para la ciudad de Jerusalén, la tierra de Judá, y la gente de Israel como un todo (Isaías 40:9; Jeremías 31:12; Zacarías 9:13).
El uso más importante de la palabra Sion es en un sentido teológico. Sion es usado figurativamente para Israel como el pueblo de Dios (Isaías 60:14). El significado espiritual de Sion es continuado en el Nuevo Testamento, donde le es dado el significado cristiano del reino espiritual de Dios, la Jerusalén celestial (Hebreos 12:22; Apocalipsis 14:1). Primera de Pedro 2:6: “Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado.”
Aunque Jerusalén aparece en la Biblia hebrea 669 veces, no es mencionada en el Pentateuco. En cambio cuando se refiere a Jerusalén, se utiliza el término «el lugar que Dios escoja».
En el judaísmo ortodoxo, se considera a la Torá Escrita como la base para la Ley Oral (Mishná, el Talmud y el Shulján Aruj) estudiada, practicada y atesorada por los judíos y el judaísmo durante tres milenios (lista de oraciones y bendiciones judías). El Talmud amplía con gran profundidad la conexión judía con la ciudad.
Por ejemplo, el libro de los Salmos, que ha sido citado con frecuencia y memorizado por los judíos durante siglos, dice:
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«Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion». (Salmos 137:1);
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«Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños? Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría. Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos. Hija de Babilonia la desolada, bienaventurado el que te diere el pago de lo que tú nos hiciste». (Salmos 137:3-8), en cursiva las palabras que no se encuentran en el original hebreo);
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«Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; han profanado tu santo templo; redujeron a Jerusalén a escombros. (...) Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén (...)». (Salmos 79:1-3);
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«(...) Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. (...) Pedid por la paz de Jerusalén (...)». (Salmos 122:2-6);
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«Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre». (Salmos 125:2);
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«Jehová edifica a Jerusalén; a los desterrados de Israel recogerá. (...) Alaba a Jehová, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sion». (Salmos 147:2-12).
Desde el siglo X a. C. Jerusalén ha sido la ciudad más sagrada, el foco y el centro espiritual de los judíos. Durante mucho tiempo, Jerusalén se ha integrado en la conciencia religiosa judía y los judíos siempre han estudiado y personalizado la lucha por el rey David para capturar Jerusalén y su deseo de construir el Templo Sagrado allí, tal como se describe en el libro de Samuel y el libro de los Salmos. Muchos de los anhelos del Rey David sobre Jerusalén han sido adaptados en oraciones y canciones populares. Los judíos creen que en el futuro el Templo reconstruido en Jerusalén se convertirá en el centro de la adoración y la instrucción para toda la humanidad y, en consecuencia, Jerusalén se convertirá en el centro espiritual del mundo.